Investigación sobre tratamiento de las alergias a pulgas en perros

El Médico Veterinario Gustavo Tártara lleva adelante un proyecto de investigación que podría contribuir al tratamiento de las alergias a pulgas en perros.

El  fundador  y  actual  vocal  de  la  Sociedad  Argentina  de  Dermatología  Veterinaria,  Dr. Gustavo  Tártara,  lleva  adelante  un  proyecto,  junto  a  bioquímicos  estadísticos,  médicos de  la  UNR  y  científicos  de  Londres, Inglaterra,  en  el  que  se  propusieron  estudiar  como mejorarían las situaciones de rascado y lesiones en perros con alergia a pulgas, aplicándoles una bacteria liofilizada que atenuaría la alergia. Se trata de una suspensión  de un extracto obtenido  de actinomicetales  saprófitos  que  pueden  tratar  con  éxito  las  llamadas  por  los especialistas "señales del canino con dermatitis alérgica por pulgas". Es decir, analizan los efectos benéficos de dicho extracto en perros con alergia a pulgas y las lesiones provocadas por el rascado crónico vinculado a esta patología.

El proyecto nace de un trabajo en conjunto con un grupo de investigadores ingleses a cargo del  bacteriólogo Standford. Según Tártara, el  proyecto  "tiene  que  ver con  una  política  de buscar nuevas modalidades de tratamiento". El investigador contó que hace un tiempo en Inglaterra realizaron un estudio a personas entre 30 y 50 años para determinar la cantidad de  medicamentos  que  habían  consumido  en  su  vida,  y  llegaron  a  cifras  alarmantes  de consumo  de antialérgicos  y  antibióticos.  "Se  supone  que  la  gente  está  cayendo  más  en problemas respiratorios y de alergia por el cambio de rutina ya que las criaturas nacen y se desarrollan  en  departamentos  o  ambientes  alejados  del medio  ambiente,  de la  naturaleza, en donde se supone van a desarrollar sus primeras herramientas para defensa del cuerpo", sostuvo Tártara. De esta manera, pensaron que una búsqueda lógica era encontrar bacterias del  ambiente  que  pudieran  generar  una  estimulación  en  las  defensas  sin  enfermar  al paciente. Así, se hicieron secuencias de búsqueda de laboratorio in vitro, luego en animales de laboratorio,  y  se  realizó  una  experiencia  inicial  en  perros  en  la  cátedra  de  Clínica  de Pequeños Animales de la Facultad  de Ciencias Veterinarias. Más tarde, cuando comenzó la  etapa  de  consolidar  el proyecto lo convocan  al  especialista  en Dermatología,  Dr.  Tártara,  para intervenir  con  perros  que  tuvieran  dueños.  "Los  perros con  dueños  comprometidos  que practican  una tenencia  responsable son  cuidados  y  podemos  seguir todas las  variables,  y podemos  tener la  certeza  de  que  reciben los medicamentos, los  alimento  adecuados  y  la aplicación  de   antipulgas  correspondientes,  en muchas  ocasiones  sin  resolver  el  problema del rascado".

El tratamiento en los perros fue idéntico para todos. A todos los perros que ingresaban a la consulta por rascado crónico, se los introducía en un protocolo de dieta estricta, aplicación de  antipulgas  y  control  ambiental,  se  los  retiraba  del  sol  y  del  pasto. Por  otra  parte,  se evaluaron y clasificaron las lesiones cutáneas por rascado por medio de dos sistemas. Uno denominado CADESI-03 (Canine Atopic Dermatitis Extent and Severity Index), un sistema de  puntuación  que  comprende  el  porcentaje  de  superficie  corporal  afectada,  el  tipo  y  la naturaleza de las lesiones, incluyendo los relacionados la pérdida del pelo  y el otro PVAS (Pruritus Visual Analogue Scale) que evalúa la intensidad del rascado en una escala del 0 al 10. Asimismo, se realizaron análisis de sangre y ecografías a los perros para ratificar que fueran animales sanos, que no tuvieran una patología de base.

El  protocolo  contó  con  la  instancia  de  aprobación  ética  y  se  realizó  bajo  las  buenas normas  veterinarias.  Después  de  los  controles correspondientes  a  los  perros,  y  de  la firma  del  consentimiento  por  parte  de los  dueños,  se  asignaron los  animales  al  azar  para recibir  un  placebo  de  solución  salina  o  una  suspensión  del   extracto  de  actinomicetales saprófitos en dos momentos, el día 0 y el día 20. " Teníamos las ampollas A y las B, uno con  placebo  de  solución  salina  y  otro  con  el lisado.  La  aplicación  fue  a  doble  ciego,  yo no  debía  saber  cuáles  de las    ampollas  contenía  el lisado. Todos los  animales  recibieron además  tratamiento  estándar  para  esta  patología.  Los  que  recibieron  el  lisado  mejoraron notablemente y fue evidente cuál era el placebo y cuál no”. La aplicación de las ampollas fue de esa manera para que no tuvieran influencias personales o subjetivas. “La mayoría de los perros ingresaron con una escala de rascado de  9 o 10 y luego los  que  recibieron  el  placebo  y  que  fueron tratados con  antipulgas  todos  por  igual  descendieron  al  7  o  al  5  y  los  que  recibieron  el  lisado bajaron al 0, 1 o al 2 en la escala PVAS.", detalló Tártara. Cabe destacar que la suspensión intradérmica que se les aplicó a los animales no es una droga experimental, sino bacterias no patógenas muertas, es decir, la situación de riesgo para éstos era inexistente.

El trabajo tuvo  una  duración  de  dos  años  y medio  "porque  el  protocolo  era muy  estricto y  severo,  no  podía elegirse  cualquier  perro  que ingresaba  a  consulta  por  rascado,  ya  que podía  corresponder  a  una  amplia  gama  de  causas.  No  se  incorporaron  muchos  perros porque  sólo  se  rascaban,  en muchos  casos  correspondió  a  su  dieta  deficitaria  o  excesiva, sin ningún control de pulgas, ni nada. Además, había que diferenciar entre los perros que eran alérgicos a las pulgas o si se rascaban por las pulgas. Esto es, un perro normal que se lo expone en un medio con pulgas, se va a rascar, y otra cosa es que a un perro lo pique una sola pulga y tenga reacciones exageradas, esto último es una alergia a la pulga", explicó el investigador.

Los  resultados  clínicos  fueron  evaluados  en  los  días  0,  20,  40  y  60.  Cuando  las puntuaciones  se  compararon  el  día  40,  es  decir,  20  días  después  de  la  segunda inyección,  mostraron  significativamente  mayores  mejoras  el  grupo  de  perros  que recibió  el lisado respecto  del  grupo  que  recibió  el  placebo.  "Los  perros  que  recibieron  el tratamiento tuvieron  una  recuperación  mucho  más  clara  y  contundente  que los  que  no la recibieron", sostuvo Tártara.

El especialista sugiere que de acuerdo a las observaciones realizadas por el equipo de investigación, las inyecciones  del lisado parecen  reducir las lesiones  clínicas  y  prurito asociado con Dermatitis por Alergia a Pulgas (DAP) en caninos. El Dr. Tártara,  presentó el  proyecto ante el XXVI Congreso  de Dermatología Veterinaria de  Europa,  y  fue  seleccionado.  "Este  Congreso  que  se  realiza  en  la  ciudad  de  Valencia es  el  máximo  escenario  en  dermatología  veterinaria  de  Europa  para  mostrar  los  avances que hacemos, envié un  resumen del trabajo y  fue seleccionado. Seleccionaron 50 trabajos entre 100 de todo el mundo, para que en septiembre presente la comunicación oralmente, seremos entre 12 y 30 presentaciones del mundo".

Fuente: http://www.unr.edu.ar

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