Guía de vacunación para la comunidad veterinaria adaptada a la situación actual

WSAVA ha publicado un protocolo veterinario donde explica como ajustar las vacunas que, fruto de las medidas de confinamiento social para combatir el virus, hayan tenido que ser pospuestas. Palabras clave: Vacunación. Protocolos. Veterinarios. COVID-19. WSAVA

En las últimas semanas, los veterinarios de todo el mundo han tenido que enfrentarse a importantes cambios en la práctica clínica, fruto de la pandemia de COVID-19. La Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA) ha elaborado una guía actualizada para la comunidad veterinaria sobre los protocolos vacunales y su adaptación a la situación actual.

Todos los países  se han visto afectados por la COVID-19, pero está claro que la etapa de la pandemia se encuentra en diferentes niveles en cada región y país. Mientras que, en algunos países, la vida puede continuar con relativa normalidad, en otros lugares están aplicando políticas de confinamiento y restricción de movimientos para las personas y sus mascotas.

A medida que la pandemia se ha intensificado, las clínicas veterinarias de muchos países están restringiendo sus servicios a la atención esencial o de emergencia. Ante esta situación, son muchos los propietarios de mascotas que se preguntan si existe algún problema con que sus mascotas no puedan recibir las vacunas profilácticas a su debido tiempo.

La WSAVA explica los procedimientos a seguir en función de los distintos tipos de vacuna y las demoras en su aplicación.

VACUNAS FRENTE CORONAVIRUS CANINO Y FELINO

En primer lugar, hacen mención a las vacunas disponibles desde hace años en el mercado para prevenir el coronavirus canino y felino. El texto explica que “no hay absolutamente ninguna base científica para sugerir que estas vacunas puedan proporcionar ningún tipo de protección cruzada contra SARS-COV-2”.

Por este motivo, los veterinarios no deben recomendar ni usar la vacuna frente al coronavirus entérico canino aplicando la creencia errónea de que puedan inducir inmunidad cruzada para prevenir el SARS-COV-2 en perros. La misma explicación se aplica para el uso de la vacuna frente a la peritonitis infecciosa felina, enfermedad igualmente causada por coronavirus".

VACUNACIONES BÁSICAS

Las vacunas básicas frente al Adenovirus canino tipo 2, Parvovirus canino tipo 2 y virus del moquillo canino en perros, y la vacuna del Parvovirus felino en gatos, conviene aplicarlas únicamente cada 3 años. No obstante, existe una evidencia sustancial de que la protección conferida se prolonga durante mucho más tiempo, con una alta posibilidad de que perdure durante toda la vida del animal. Por este motivo, “los animales adultos que han sido previamente vacunado, lo más probable es que estén sólidamente protegidos hasta que desaparezca la COVID-19”, aclara la organización.

Las vacunas del Herpevirus y Calicivirus felino también se pueden administrar cada tres años a gatos de bajo riesgo, o anualmente a los gatos de riesgo alto. Existe evidencia de que estas vacunas también brindan protección a largo plazo para la mayoría de los gatos, y es probable que esa protección persista hasta después de que la COVID-19 desaparezca y los gatos se puedan revacunar.

La situación más desafiante en medio de la crisis de la COVID-19 es la implementación de calendarios de vacunación primaria eficaz para cachorros y gatitos.

Cachorros y gatitos que aún no han recibido ninguna vacuna básica antes de las 16 semanas de edad o más, pueden estar desprotegidos contra varios antígenos. Siempre que sea posible, la asociación comenta que” una precaución sensata sería limitar el contacto de dichos animales con el ambiente exterior”.

Tan pronto como se reanude el acceso normal a las clínicas veterinarias, esos animales deben recibir la vacuna básica de acuerdo con las siguientes recomendaciones. Esto significaría, una sola dosis de la vacuna básica trivalente en perros de 16 o más semanas de edad, con una vacuna de refuerzo a los 6 o 12 meses. Para los gatitos de 16 semanas o más, una dosis única de la vacuna frente al Parvovirus felino, con vacuna de seguimiento a los 6 o 12 meses. Las pautas de WSAVA para la vacuna frente el Herpevirus y Calicivirus felino, recomienda dos dosis administradas con 2 a 4 semanas de diferencia, con revacunación a los 6 o 12 meses.

VACUNACIÓN ANTIRRÁBICA

En algunos países, la vacunación contra la rabia es obligatoria para los perros (y a veces gatos). El intervalo de revacunación legalmente requerido puede variar de un país a otro. Por ejemplo, cada 3 años en países de América del Norte y Europa, o de 1 año en muchos países de Asia, África y América Latina. Las vacunas producidas por los principales laboratorios, suelen tener una duración autorizada de inmunidad de 3 años (aunque en el mismo producto puede tener una licencia de 1 año en algunos países por cuestiones legales). Por este motivo, en la mayoría de los animales es poco probable que la protección vacunal no continúe hasta completar al menos esos 3 años.

En muchos países y regiones, el acceso a la vacunación contra la rabia está restringido por los protocolos actuales frente al COVID-19. Por esta razón, los propietarios no tienen más opción que retrasar la revacunación hasta que tengan permitida la visita al veterinario. Sobre esta situación, la asociación aclara que “hasta este momento, no tenemos conocimiento de ningún aviso gubernamental oficial sobre revacunación antirrábica de mascotas en países endémicos”.

VACUNAS NO BÁSICAS

Vacunas caninas no esenciales, pero si recomendadas para proteger contra agentes infecciosos del sistema. Las vacunas frente a Bordetella bronchiseptica yvirus de la Parainfluenza e Influenza, generalmente se administran a perros que vivan en perreras, guarderías para perros o que frecuenten zonas donde exista alta densidad de población, como zonas de recreo caninas. Estos productos deben administrarse anualmente a la población en riesgo. Dadas las actuales restricciones, es poco probable que los perros se expongan a estas situaciones de altas densidades de población. Una vez que se haya reanudado el acceso a la atención médica preventiva de rutina, los perros en riesgo deben volver a vacunarse de acuerdo con las recomendaciones del fabricante de estos productos.

Las vacunas diseñadas para proteger contra las infecciones por Leptospira spp. se administran a muchos perros considerados población de riesgo. Aunque estos productos también tienen una duración de 1 año de inmunidad, hay cierto margen de maniobra en esto. En este sentido, un perro que ha fallado una dosis de refuerzo anual frente a la leptospirosis por un período de hasta 3 meses, se puede solucionar con una única vacuna de refuerzo. Sin embargo, si la demora ha sido durante períodos de más de 3 meses, se deben administrar dos vacunas con un intervalo de 2 a 4 semanas.

La vacuna frente al virus de la leucemia felina se usa ampliamente a nivel mundial en gatos adultos, y las recomendaciones de revacunación son solo cada 2 a 3 años. Si un gato adulto, por su estilo de vida, debe revacunarse cada 2 años, entonces es probable que haya protección durante al menos otro año. Una vez acceso al veterinario esté disponible, se puede administrar una sola vacuna de refuerzo para reiniciar el protocolo regular.

Fuente: https://www.diarioveterinario.com/

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