Aguas frías subterráneas como salvavidas del salmón ante el calentamiento de los ríos

Un estudio desarrollado por investigadores de la Western Washington University revela que los afloramientos de agua subterránea podrían ofrecer refugios térmicos clave para el salmón. La investigación demuestra que no todos los flujos hiporreicos son fríos ni efectivos, y que su formación depende de la interacción precisa entre lecho, caudal y estructuras de restauración. TAGS: Salmones. Ecosistemas acuáticos. Cambio climático. Biodiversidad. Vida silvestre. Refugios térmicos. Acuicultura. Sostenibilidad

En los ríos del Pacífico Noroeste, donde las temperaturas estivales aumentan año a año, una parte invisible del ecosistema podría convertirse en un salvavidas para el salmón del Pacífico (Oncorhynchus spp.). Se trata del agua hiporreica, ese flujo subsuperficial que emerge puntualmente en el cauce y puede actuar como “respiraderos fríos” capaces de ofrecer refugio térmico en arroyos deteriorados por el calor.

Un nuevo estudio profundiza en cómo estos afloramientos funcionan, qué tan efectivos son realmente y qué implica esto para las estrategias de restauración basadas en balsas de troncos estructuradas (engineered log jams). Es así como, las conclusiones, obtenidas en el tramo restaurado del río South Fork Nooksack, son claves para enfrentar la amenaza térmica que se cierne sobre las poblaciones de salmón.

Cuando los ríos se calientan y el salmón se queda sin refugio

Los salmones del Pacífico, además de su rol ecológico y cultural —desde el transporte de nutrientes marinos hasta su importancia para las naciones indígenas del Noroeste—, enfrentan un escenario crítico. Durante el último siglo, múltiples impactos humanos han reducido sus poblaciones, y pese a grandes inversiones en conservación, la recuperación sigue siendo incierta.

Una de las amenazas más severas es el estrés térmico. La pérdida de sombra, la deforestación, la urbanización y la disminución de la infiltración en acuíferos han empujado las temperaturas de los arroyos por encima de los rangos óptimos para el salmón. El cambio climático amplifica aún más el problema: menos nieve, deshielo prematuro y veranos más cálidos prolongan los períodos de estiaje, cuando el agua es escasa y el río se calienta con mayor facilidad.

Las consecuencias están documentadas en cada etapa de vida: desde embriones cuyo desarrollo se acelera anómalamente, hasta adultos cuyas migraciones se ven comprometidas por estrés térmico, patógenos y mortalidad prematura. En poblaciones que migran a desovar en verano —como el salmón rojo (O. nerka) y el Chinook temprano (O. tshawytscha)— el riesgo aumenta aún más.

Balsas de troncos: estructuras que imitan a la naturaleza para crear refugio frío

Una estrategia de restauración ampliamente utilizada consiste en la construcción de balsas de troncos estructuradas. Estas imitaciones de los grandes troncos caídos naturalmente cumplen funciones geomórficas clave: desvían el caudal, esculpen pozas profundas y aumentan la complejidad del hábitat. Gracias a su mayor inercia térmica, estas pozas pueden mantener agua más fría y estable durante el verano, proporcionando refugios donde el salmón juvenil puede crecer y los adultos migratorios recuperarse.

Pero su efectividad depende de un elemento adicional: la presencia o promoción de flujos hiporreicos fríos. En pozas donde el agua subterránea emerge, la temperatura puede moderarse aún más, creando microhábitats capaces de contrarrestar el calentamiento generalizado del río.

El punto crucial es que no todos los afloramientos hiporreicos son fríos, y por lo tanto no todos los refugios inducidos por restauración benefician al salmón. Aquí entra el aporte central del estudio.

El laboratorio natural

El trabajo se realizó en Nesset’s Reach, un tramo de 2,7 km del South Fork Nooksack (estado de Washington), restaurado entre 2016 y 2018 por la Tribu Nooksack mediante la instalación de múltiples balsas de troncos diseñadas. Esta zona es prioritaria para el salmón Chinook temprano, población en peligro cuya supervivencia depende críticamente de hallar refugio durante los veranos más cálidos.

El contexto hidrológico del río agrava el desafío: menos nieve en las Twin Sisters, deshielos más rápidos y temperaturas del aire crecientes están prolongando los períodos de caudales bajos. En estos meses, el aporte de agua subterránea juega un papel dominante en mantener el flujo, y cualquier variación influye directamente en la temperatura del cauce.

Cómo se midió el pulso térmico del río

En seis sitios de muestreo, cada uno conformado por una balsa de troncos y su poza asociada, un sensor midió la temperatura del flujo superficial y otro la de la zona hiporreica, ambos registrando datos cada hora entre el 6 de agosto y el 13 de septiembre de 2022.

Los piezómetros, instalados a unos 35 cm bajo el lecho, permitieron detectar surgencias hiporreicas en la transición entre el rápido y la cabeza de la poza: la zona donde típicamente se producen afloramientos en ríos de lecho gravoso.

Tres categorías térmicas: frío, templado y ambiente

El hallazgo más significativo es la heterogeneidad. Aunque las restauraciones buscan inducir afloramientos fríos, solo algunos sitios lo lograron.

Los seis puntos se dividieron claramente en tres categorías:

  1. Sitios fríos

Solo uno (1316) mostró temperaturas hiporreicas consistentemente más bajas que el flujo superficial.

  • Promedio hiporreico: 11.7 °C
  • Nunca superó: 13.0 °C
  • Temperatura superficial promedio: 18.1 °C
  1. Sitios templados

Dos sitios (1302 y 1306) exhibieron temperaturas más moderadas y amortiguadas que las superficiales, aunque no tan frías como en 1316. En ellos, la temperatura hiporreica redujo las máximas diarias en aproximadamente 1.6–2.0 °C.

  1. Sitios ambiente

Tres sitios (1312, 1313 y 2124) no mostraron ninguna diferencia significativa entre el agua subterránea y la superficial. Es decir, no había refugio térmico.

Además, el comportamiento térmico no fue constante a lo largo del verano: por ejemplo, en el sitio 1302, ambas temperaturas convergieron hacia el final de la temporada, cuando el caudal superficial disminuyó tanto que el flujo hiporreico pasó a dominar el régimen térmico.

¿De qué depende un buen refugio hiporreico?

La topografía del lecho —las formas creadas por rápidos, pozas y acumulaciones de troncos— resulta esencial. Los patrones de surgencia fría parecen asociarse a combinaciones específicas de unidades geomórficas, que determinan la longitud, profundidad y descarga de las trayectorias de flujo hiporreico.

En otras palabras, no basta con instalar una balsa de troncos: su diseño, ubicación y la interacción con la geomorfología local determinarán la posibilidad de inducir flujo frío.

Implicancias para la restauración del hábitat del salmón

Los resultados abren una vía crucial para priorizar y refinar las acciones de restauración:

  • Los afloramientos hiporreicos pueden proveer refugio térmico en ríos cálidos.
  • Pero no todos lo hacen.
  • La cartografía detallada del hábitat y del intercambio hiporreico permite identificar dónde instalar estructuras que efectivamente generen parches fríos.

Así, esta caracterización térmica se convierte en una herramienta estratégica para enfrentar la crisis climática y conservar poblaciones de salmón cada vez más vulnerables.

Refugios indispensables

Las temperaturas hiporreicas de verano no son uniformemente más frías ni más estables que las del flujo superficial. Sin embargo, cuando lo son —como en el sitio 1316 o en menor grado en 1302 y 1306— pueden constituir refugios indispensables para el salmón en ríos térmicamente deteriorados.

La clave no está solo en restaurar, sino en restaurar con precisión: comprender dónde y cómo la geomorfología permite que el agua subterránea emerja fría. Este conocimiento orienta la adaptación climática del salmón y abre un camino más eficaz para la recuperación de especies amenazadas.

Lea el estudio completo aquí: A Characterization of Hyporheic Temperatures with Applications for Salmon Habitat Restoration in a Thermally Impaired River

 

Fuente: infosalmon

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