Bienestar Animal: ¿moda o realidad?

Últimamente hemos escuchado hablar en muchas oportunidades sobre el Bienestar Animal y es en este momento que nos preguntamos si es algo que ya conocíamos, es nuevo o simplemente está de moda. Ni una cosa ni la otra. Cada uno de nosotros hemos sido formados académicamente durante años en pos de evitar el sufrimiento animal para una mejor calidad de vida, por eso no debe sorprendernos esta “nueva terminología”, que seguramente antes no se utilizaba con tanta frecuencia. AUTOR: MV. Héctor Rolando Baigorria. Secretario Colegio de Médicos Veterinarios de Entre Ríos.

 

Desde los orígenes de la Medicina Veterinaria de manera formal, ya con más de 250 años de trayectoria, se vienen formando profesionales que deben velar por el cumplimiento del Bienestar Animal, tanto para las especies de compañía como las de producción. Los beneficios sanitarios, económicos y éticos que promueve esta práctica son incalculables. Es ésta una disciplina que cuenta con mucha carga científica por detrás, por eso no debe pasar desapercibida.

Para el caso de los animales de producción, observamos que el sector agropecuario está cambiando vertiginosamente debido a las tendencias mundiales de globalización, internacionalización de mercados y acuerdos comerciales multinacionales. La producción de animales en sistemas principalmente intensivos tiene importantes connotaciones éticas, productivas y económicas, existiendo una preocupación cada vez mayor por el Bienestar Animal, principalmente en los países europeos, lo que ha llevado a la implementación de numerosas Leyes que buscan mejorar la calidad de vida de los animales.

En nuestro país, el Bienestar Animal es un concepto que recién en estos últimos años está teniendo un desarrollo más importante como una disciplina científica irrefutable, aunque aún hay cierto desconocimiento y confusión sobre su ámbito de acción y el alcance que puede tener en la producción animal. En cambio, en los países más desarrollados, constituye una parte importante del quehacer de los Médicos Veterinarios relacionados con la producción animal.

En los animales de compañía, reconociendo el cada vez más estrecho vínculo humano – animal que existe, no necesitamos hacer una extensa descripción del tema para darnos cuenta de las necesidades que tienen nuestras mascotas dentro de la íntima convivencia con los seres humanos, considerando que no sólo son integrantes de una comunidad sino que forman parte de “nuestras familias”.

Si bien afirmamos que el Bienestar Animal es un término que conocemos y manejamos desde hace muchos años, constituye de por sí un concepto complejo y de difícil definición, pudiéndolo describir desde distintas aproximaciones como son: las definiciones descriptivas, que consideran el estado físico y mental del animal; las definiciones relacionadas con el animal en armonía con su entorno; las que se refieren a la adaptación y el control del ambiente por el animal, y aquellas que incluyen experiencias subjetivas del animal, o sea, la percepción del animal de su ambiente, pero evaluada desde la perspectiva animal y no solamente humana.

Es tan complejo definir el Bienestar Animal como también medirlo desde el punto de vista cuantitativo, utilizando para ello diferentes indicadores como: salud, producción, reproducción, signos fisiológicos de estrés, comportamiento, conductas anormales y otros que permiten dar una pauta aproximada de cuál es el estado de bienestar que tiene ese animal.

Si nos centramos, por ejemplo, en el caso de los animales en sistemas productivos, los estudios de Bienestar Animal se relacionan directamente con la pregunta: ¿cómo producir?, es decir, cuáles son las condiciones de mantención y manejo de animales que minimicen una situación de estrés y/o sufrimiento innecesario. Si bien la mayor parte de los estudios se han centrado en los sistemas de manejo intensivo como tambos, avicultura (gallinas ponedoras y pollos parrilleros) y cerdos, vemos que los animales tienen, por un lado, asegurado su alimento, la temperatura adecuada, protección contra depredadores o las inclemencias climáticas. Sin embargo, a pesar de estas “ventajas” que les proporcionamos, no tenemos en cuenta los sistemas motivacionales de los animales con los cuales ellos han evolucionado, es decir, que nos referimos a que los mismos están limitados para realizar un comportamiento “normal” como caminar, darse vuelta o muchas otras conductas como la construcción del nido en las cerdas gestantes y el juego entre los lechones y los terneros, cuya privación puede traducirse en frustración y angustia. Se hace importante también estudiar nuevas técnicas de manejo en situaciones tales como castraciones, inmovilizaciones físicas, esquila, transporte, destete, entre otras, tratando de mermar el malestar físico y mental que está involucrado en estos manejos y que afectan directamente a la producción.

Nosotros, los Médicos Veterinarios, sabemos bien esto; simplemente “debemos” ponerlo en práctica más a menudo y no esperar que se haga “por consejo de otros”.

La interacción hombre – animal es un punto crítico para tener en cuenta al hablar de Bienestar Animal. Es bien sabido que un buen trato hacia los animales productivos disminuye la respuesta estrés al miedo generado por el ser humano, aumentando en forma directamente proporcional los niveles productivos. Nosotros, como extensionistas, debemos educar, sin tener reparo, sobre la manera de cómo deben tratarse los animales y convencer con hechos concretos al productor (que realmente “no lo sabe”), sobre los beneficios que obtendrá, aunque sea ésta una tarea larga y difícil. La capacitación y selección del personal que está en íntimo contacto con los animales productivos es un punto clave para lograr el tan ansiado Bienestar Animal y un mejor rendimiento, sin lugar a dudas.

Estamos frente a una situación donde también los aspectos económicos deben hacernos reflexionar sobre la conveniencia del correcto manejo del Bienestar Animal. Los países europeos, importantes compradores de alimentos de origen animal, muestran una gran preocupación sobre el bienestar de los animales y no podemos dejar de considerar que esta situación puede claramente convertirse en una barrera para – arancelaria en el comercio de carne entre los países que no adopten las medidas exigidas por los compradores de la UE. Este debe ser un claro mensaje no sólo para nosotros, los Veterinarios, sino también para los funcionarios oficiales que no dimensionan la relevancia que esto representa para un país productor de alimentos como la Argentina. Debemos insistir, educar y capacitarnos para poder producir mejores y mayores cantidades de alimentos para el mundo, ya que todavía “tenemos el potencial” para hacerlo; muchas veces lo que no tenemos es la decisión y la convicción política para llevar adelante estas realidades y nosotros podemos y debemos colaborar para que se cambie el sentido de estas falencias. Existen muchos argumentos válidos para comenzar a trabajar como corresponde; no lleguemos nuevamente tarde ni veamos desde la ventana como el resto del mundo evoluciona.

Pensemos al Bienestar Animal desde todos sus aspectos: ético, sanitario y económico, pero no lo hagamos parcialmente ya que no se logrará el objetivo integral buscado.

Lleguemos con el mensaje a toda la comunidad, ya que somos transmisores de conocimientos y es muy importante que utilicemos esta “gracia”.

Queda un largo camino por recorrer, en términos de entender, aceptar y aplicar conceptos de Bienestar Animal en nuestra realidad productiva pecuaria, pero es hora de comenzar. De todos nosotros depende.

 

 

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