INIA: Perros maremma para protección de majadas

La raza italiana tiene una efectividad de 85% en la protección de las majadas, según encuestas de satisfacción dirigidas a productores ovinos.

Los depredadores han sido, históricamente, uno de los principales desvelos de los productores ovinos. Para controlar las agresiones contra los rebaños, que implican daños económicos a veces irreparables, los dueños de los animales productivos se valen de barreras físicas, como alambrados, mallas y tejidos, y de barreras biológicas, como animales de guarda, pero ninguna solución ha sido definitiva. Sin embargo, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) trabaja desde hace diez años con una herramienta que ha obtenido resultados ampliamente satisfactorios en la fase de evaluación: se trata de los perros maremma, una raza italiana cuya efectividad para defender a las majadas es de 85%, según encuestas de satisfacción dirigidas a los productores.

“Producir ovinos en Uruguay se había vuelto una tarea difícil, sobre todo por los depredadores; no podíamos recomendar al productor que criara ovejas cuando podía perder todo el capital en un rato. Desde los 90 estábamos buscando herramientas que nos ayudaran y sabíamos que los perros pastores son una herramienta ancestral, que miles de años atrás ya se usaba, pero no sabíamos mucho más, ni cómo formarlos”, relató a la diaria el técnico principal de Comunicación y Transferencia Tecnológica de INIA Las Brujas, Andrés Ganzábal. Fue en 2008 que las autoridades conocieron el primer ejemplar de perro maremma, que trajo directamente desde su país de origen un productor de Rocha. Con ese animal comenzaron a trabajar en el establecimiento de Las Brujas y tuvieron la primera experiencia positiva. Luego apareció otro productor en Canelones, que había traído de Brasil más ejemplares, y cedió cuatro cachorros al Movimiento de la Juventud Agraria, que también obtuvo buenos resultados. Hoy, son 750 los perros maremma distribuidos en establecimientos ovinos en todo el país.

Si bien la utilización de perros para proteger rebaños no es una novedad, Ganzábal identifica en los maremma un “instinto muy particular” que los diferencia de otras razas de pastoreo y que podría explicar su alto grado de efectividad. “Son perros que se acostumbran a proteger el entorno en el que se improntan cuando son muy cachorros. Son muy territoriales y ocupan territorios más grandes, tienen afinidad con animales de otras especies y en lo demás se comportan como perros domésticos”, explicó el técnico, y destacó que no son animales agresivos, ni siquiera con los predadores. En este sentido, señaló que “son perros que alertan y defienden”. “Ellos actúan por intimidación, marcan el territorio, y generalmente eso ya es suficiente para que los zorros y otros perros no entren. Lo primero que hacen es ladrar, y eso en 90% de los casos es más que suficiente para ahuyentar a cualquier depredador. Acá no hay pumas, pero en Argentina, que tienen ese problema, el ladrido del perro alcanza para que no entren a los rebaños”, indicó.

En los casos en que el depredador es grande, insistente o actúa en grupo, el perro maremma tiende a juntar las ovejas y colocarse entre la majada y la amenaza. “Si el depredador sigue avanzando, ellos se van a acercar y en el último de los casos atacarán, pero siempre van a tratar de evitarlo”, afirmó Ganzábal. El jerarca subrayó que esta raza es “muy eficaz” contra otros perros y “ha dado muy buen resultado también contra chanchos, contra zorros e incluso contra caranchos”. Pero además, cuando ya son adultos, maduros y equilibrados, acompañan a las ovejas durante la parición. “Ellos prevén cuando van a parir y se quedan muy cerquita. Entonces, en el momento en que el cordero es más vulnerable, que es cuando está naciendo y cuando la madre todavía está echada, llegan a lamer el cordero antes que la madre y los ponen a resguardo de la acción de los depredadores”, sostuvo.

Cuando el INIA entrega un cachorro maremmano a un productor, lo hace junto con un manual de “instrucciones para impronta y adiestramiento de cachorros pastores para protección de ovinos”. Esta guía advierte que en nuestro país “no existe en la actualidad una tradición de utilización de perros pastores”, por lo cual este proceso “debe hacerse cada vez que se introduce un ejemplar en una majada”, y también las ovejas deberán adaptarse y aprender a convivir con ellos. Este proceso de adaptación puede ser lento y gradual y a veces problemático, por lo cual requiere tiempo y paciencia para conseguir los mejores resultados. Si bien este puede llegar a ser uno de los principales inconvenientes, sobre todo en rebaños que han sido sistemáticamente “correteados” por depredadores, la socialización de las ovejas con el perro se realiza una sola vez y las futuras generaciones de corderos se criarán habituadas a la presencia de sus custodias.

La impronta es la socialización temprana del animal, que en el caso de los perros pastores implica aislar al cachorro junto con dos o tres ejemplares de la categoría con la que va a convivir y que tiene que cuidar. Durante este proceso, las crías se identifican con los adultos de su especie y aprenden de ellos. Este período va desde los 45 hasta los 60 días de vida y luego comienza la siguiente etapa de socialización, en la cual los perros son liberados en el campo y comienzan a vincularse con el resto de los animales de la majada. A los tres meses salen al campo y empiezan a “trabajar”. “No le podemos pedir a un cachorrito de tres o cuatro meses que defienda de una jauría, pero probablemente ya estén ladrando si ven cualquier amenaza”, observó Ganzábal. Al año ya están formados y cumpliendo todas sus funciones.

Si bien estos perros pueden llegar a tener ocho o nueve años de vida útil, Ganzábal recomienda que se los use seis o siete años y luego los “jubilen”, permitiéndoles entonces acercarse a la casa y volviéndolos más domésticos. Para esto, es sugerible comenzar a preparar otro perro cuando el mayor tiene cinco años. “Es un tema de sensibilidad, porque es una herramienta biológica y creemos que el perro se merece en algún momento tener un retiro, igual que tenemos las personas”, afirmó el jerarca. Asimismo, recomienda trabajar con más de un perro a la vez, de manera que se acompañen entre ellos, tengan más posibilidades de defensa y trabajen mejor. “Lo ideal es trabajar con un mínimo de dos perros, que pueden cuidar entre 400 y 500 hectáreas de campo sin problema. Si ya hablamos de 1.000 o 2.000 hectáreas habría que pensar en cuatro o cinco perros más distribuidos”, indicó.

En la actualidad funcionan en todo el país cerca de 15 criaderos de maremmas, en los cuales el precio de un cachorro varía entre 300 y 500 dólares. No obstante, si el productor no tiene la posibilidad de adquirirlos por ese medio y si INIA dispone de cachorros en el momento en que el productor haga la solicitud, el organismo puede otorgarle uno de forma gratuita. “Nosotros establecimos un sistema por el cual, desde el principio, cuando entregábamos una perra le pedíamos al productor que nos consultara con qué perro se podía cruzar y después las crías, o parte de ellas, nos las entregara a nosotros para repartirlas. 80% de los productores cumplieron bien, y eso nos permitió llegar a más de 700 predios”, explicó Ganzábal, y agregó que “personalmente” no comparte que este tipo de perros se comercialice, porque “los depredadores son un problema que el productor no buscó, le viene dado, entonces no está mal que le busquemos una solución por la cual no tenga que invertir”.

Al proyecto del INIA con los perros maremma le quedan dos años de funcionamiento, pero para asegurar su continuidad se fundó la Asociación Nacional de Criadores de Perros Pastores, que tomará la posta en el asunto. Por otro lado, Ganzábal hizo énfasis en la necesidad de sensibilizar, paralelamente, a productores y pobladores del medio rural respecto de la tenencia responsable de los animales de compañía. “Son cosas complementarias. Siempre hay que apelar a la responsabilidad, el tema es que no siempre se consigue. Van a pasar años hasta que haya una cultura del cuidado de los perros, y mientras tanto tenemos que ofrecerle al productor una herramienta de defensa”, señaló.

Foto: Mariana Greif

Fuente: https://trabajo.ladiaria.com.uy

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